El contrato de depósito, regulado por el Código Civil en los artículos 1746 a 1770, se establece cuando una parte, el depositante, entrega objetos a otra, el depositario, para que los guarde y posteriormente los devuelva.
Este tipo de contrato es útil en situaciones temporales de almacenamiento.
Ejemplo práctico:
Si decides alquilar o prestar parte de tu trastero a un amigo para que guarde sus pertenencias, es recomendable formalizar un contrato de depósito. En este acuerdo deberías especificar claramente la duración del depósito, las condiciones de almacenamiento y las responsabilidades en caso de daño o pérdida de los objetos. Este contrato puede ser tanto gratuito como remunerado, y es esencial para garantizar que ambas partes entiendan sus derechos y obligaciones, facilitando la devolución de los objetos en las condiciones acordadas.
Consejos para el contrato:
- Documentar el contrato: Es vital redactar un contrato escrito que especifique claramente los términos del depósito, incluyendo la descripción detallada de los objetos depositados, la duración del depósito, y las obligaciones del depositario respecto al cuidado y la devolución de los objetos.
- Condiciones de custodia: Definir las condiciones adecuadas de almacenamiento y manejo para garantizar la integridad de los objetos.
- Accesibilidad y devolución: Establecer las condiciones de acceso al objeto depositado y los términos de su devolución.