Un plan de compliance puede evitar o atenuar la pena de la responsabilidad de la persona jurídica, incluyendo multas, inhabilitación o incluso la disolución de la empresa. Es decisivo a la hora de contratar con grandes empresas y en licitaciones públicas, ya que permite detectar ineficiencias y errores en los procesos operativos. Además, evita costes innecesarios y puede abaratar los costes de seguros y pólizas. Un plan de compliance efectivo también refleja el compromiso ético de la empresa y fortalece su cultura organizacional.