La aplicación de los planes de **compliance** es fundamental para todos los niveles de una organización, pero es especialmente crítica para la **Administración** y los **directivos** debido a su responsabilidad directa en la prevención de delitos. Según el **Artículo 31 bis 3 del Código Penal**, los administradores de una empresa tienen la obligación no solo de facilitar, sino también de asegurar la implementación efectiva del modelo de prevención de delitos. Esto implica diseñar e implantar un sistema adecuado que aborde los riesgos específicos de actividad delictiva dentro de la empresa.A nivel de **trabajadores**, es esencial cultivar una **Cultura de Compliance**. Esto incluye realizar acciones continuas de formación y concienciación para asegurar que todos los empleados entienden su rol dentro del sistema de compliance y están comprometidos con su mantenimiento. La educación y la sensibilización en compliance son vitales para fomentar un entorno corporativo donde la legalidad y la ética dicten la conducta de todos los integrantes de la empresa.El correcto funcionamiento de un plan de compliance no solo protege a la empresa de posibles sanciones legales, sino que también preserva su reputación y viabilidad económica, evitando consecuencias que podrían comprometer seriamente su continuidad operativa. La responsabilidad de los directivos en este aspecto es doblemente importante, ya que una gestión deficiente o la falta de un sistema efectivo pueden resultar en sanciones severas, tanto para ellos como para la organización.